"He pensado una cosa -me dice Mitzi-: si hay un espíritu que quiere decir algo, eliminemos al intermediario."
SOBRE LA OBRA
Mallory es una joven que, tras pasar por un programa de desintoxicación, encuentra trabajo, como cuidadora, durante las vacaciones del pequeño Teddy de cinco años. La familia de Teddy es idílica. Viven el sueño americano en una gran casa y todo parece perfecto hasta que el pequeño comienza a hacer unos dibujos misteriosos que desvelarán unos hechos del pasado bastante turbios.
El planteamiento del autor a priori es interesante, dándole una vuelta de tuerca a la típica historia del niño al que se manifiesta un muerto que quiere resolver una cuenta pendiente. En esta ocasión la comunicación se realiza a través de misteriosos dibujos (en lugar de posesiones, apariciones...). Aún más interesante es que esos dibujos están incluidos en el libro aportando un elemento diferenciador.
La mala noticia es que a partir de aquí la sucesión de acontecimientos es demasiado forzada. La novela está muy mal estructurada presentando una primera parte (que casi ocupa dos tercios del total) donde se suceden una serie de acontecimientos que difícilmente nos sobresaltan ni terminan de engancharnos. El cambio de tono viene en el último tercio del libro, pero los acontecimientos, los giros forzados y lo falso que resulta todo hace que vaya perdiendo el interés conforme pasan las páginas.
Tampoco ayuda la forma en la que está escrito. Todo muy plano y prácticamente sin ritmo. Llega incluso en momentos a rozar la autoparodia ya que la protagonista es aficionada a las películas de la productora Hallmark y por momentos lo insulso del argumento recuerda al ambiente de esas cintas.
En definitiva, si buscas un thriller pasapáginas para leer en el transporte público sin tener que estar concentrado... te puede valer como lectura y entretenerte. Si buscas un poco más, no creo que sea tu novela.
¿Lo habéis leído? ¿Qué os parece?
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